El Hombre del bicentenario.
El ser humano, como en un principio, se encuentra en la búsqueda constante por
satisfacer sus necesidades, a causa de ello desarrollamos tecnologías que
cumplan con el cometido. En la historia Andrew es un robot producto de la
tecnología de la época, que experimenta sentimientos como ningún otro de su
serie, siendo un artefacto realiza acciones que incluyen en su totalidad los
valores morales que perfeccionan al hombre. El convive con la familia del señor
Martin, integrado por su esposa, la señorita y una niña, estos lo aceptan como
un miembro más, en tanto Andrew se muestra siempre respetuoso y leal aportando
soluciones a los diversos problemas. Inicialmente la misión para la cual fue
creado Andrew era la de comprender y servir a las personas respetando las 3
leyes de la robótica. 1. Un robot no debe causar daño a un ser humano ni, por
inacción, permitir que un ser humano sufra ningún daño. 2. Un robot debe
obedecer las órdenes impartidas por los seres humanos, excepto cuando dichas
órdenes estén reñidas con la Primera Ley. 3. Un robot debe proteger su propia
existencia, mientras dicha protección no esté reñida ni con la Primera ni con la
Segunda Ley. Pero con el pasar de los años la misión de Andrew se va
transformando a tal punto de contar con una visión, la de llegar a ser cada vez
más humano. La historia hace muestra de la esclavitud, en particular la de los
robots hacia los humanos, pero también como en muchos casos esta es abolida. Es
así como Andrew se encuentra en una sociedad que no le permite evolucionar por
ser un robot, poniéndole limitaciones en sus derechos y acciones. Es muy
semejante a la realidad de hoy en día, donde relacionamos las limitaciones con
nuestros propios paradigmas, aquellos que naturalmente están arraigados en la
mentalidad de muchas personas aludiendo a la subsistencia. Es por esta razón que
Andrew valiéndose de su capacidad intenta ser más raciocinio, como una persona
natural observando y comprendiendo al detalle los actos humanos. El resolvía
problemas desarrollando la creatividad y curiosidad, siendo estas capacidades
propias del ser humano, con el objetivo de crecer y evolucionar como persona.
Estas capacidades son talentos inherentes que nos vuelven más productivo,
generando a la larga una eficiencia profesional. Pasado varios años Andrew
decide pedirle libertad a su amo y este le niega basándose en que un robot no
tiene derechos, pero más fue el temor de perderlo, sin embargo la niña ya de
edad adulta le hace ver que tiene cualidades que cualquier humano posee. Al
señor Martin no le quedó otra opción que manejar la situación con el objeto del
dinero, a lo que Andrew respondió que “La libertad no tiene precio”. Pasado
varios días Andrew fue declarado libre por el tribunal, por tan sencillamente
tener el conocimiento de la libertad y el anhelo por obtenerla. Andrew
desarrollo la perseverancia, ese afán de cumplir nuestros sueños y objetivos,
que está en cada uno de nosotros y es innato. En muchas ocasiones de la vida se
presentan obstáculos de todo tipo, algunas pueden ser amenazantes otras no
tanto, pero al final solo nos impiden avanzar, por ello dependerá del
conocimiento y el anhelo que tengamos por salir adelante y así poder cumplir
nuestras metas. A pesar de la libertad obtenida la gratitud hacia la familia del
señor Martin no desaparecería, en especial con la niña que era ya una señora,
comienza una vida nueva basada en su desarrollo y la mejora continua. Se
desarrolla el concepto de lo que hoy en día conocemos como la inteligencia
artificial, existe un paradigma que muchas personas tienen con respecto a las
computadoras de que estas no llegaran a reemplazar a los seres humanos, sin
embargo en la actualidad se están involucrando cada vez más formando parte de
nuestra vida diaria a tal punto de reemplazar recursos humanos por computadoras
programadas. La innovación tecnológica alimenta este cambio dándole el centro de
atención a estos aparatos que por prejuicios de la sociedad despierta el
consumismo, ese afán de obtener lo último en tecnología sobre cualquier cosa. En
el tiempo Andrew fue artista, historiador y ahora pretende ser robo biólogo.
Siendo flexible a los cambios el desarrolla el valor de laboriosidad, ese gusto
por trabajar esforzadamente y cumplir los objetivos que se propone sin rendirse.
Este concepto aplicado en la vida profesional es un aliciente a salir de la zona
de confort, de factores que no permiten crecer si no a estancarse, mientras más
conocimiento y experiencia se obtenga, mayor será el panorama laboral,
por lo tanto aspirar a más es sinónimo de hacer más cosas que quedarse en una
sola actividad monótona. Finalmente tras una larga lucha en tribunales Andrew
logra junto con el apoyo de amistades, derechos para los robots y para los
humanos con estos, sin embargo su principal objetivo de ser declarado humano no
se avistaría hasta sus últimos años de vida, puesto que gradualmente el
transformo su organismo electrónico por uno orgánico limitando así su existencia
con tal de cumplir su sueño. En esta historia observamos que Andrew en su vida
logro sus objetivos secundarios y el principal, estos acompañados de una actitud
positiva en todo momento, si lo relacionamos a la vida profesional decimos que
la felicidad tiene que formar parte de la consecución de nuestros objetivos y no
esperar al final para ser feliz, esto último con respecto al paradigma que se
tiene sobre el éxito profesional. No importa tanto el tiempo que pase en
conseguir nuestros objetivos, uno tiene que ser perseverante, positivo y ser
feliz en el proceso de crecimiento aplicando los valores morales en nuestras
vidas .
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